"curiosidades en el ser humano" (... cada poro de nuestra piel es un universo)



curiosidades en el ser humano

  • El cabello humano crece mas rápido durante la noche, y se pierde en promedio 100 pelos por día. La pérdida del cabello se presenta gradualmente y puede suceder por parches o generalizada (difusa). El cuero cabelludo contiene alrededor de 100,000 cabellos.Tanto hombres como mujeres tienden a perder grosor y cantidad del cabello con la edad. Este tipo de calvicie por lo regular no es causado por una enfermedad y está relacionada con el envejecimiento, la herencia y cambios en la hormona testosterona. La calvicie hereditaria o "de patrón" afecta mucho más a los hombres que a las mujeres. La calvicie de patrón masculina puede suceder en cualquier momento después de la pubertad. Cerca del 80% de todos los hombres muestra señales de calvicie de patrón masculina a la edad de 70 años. El estrés físico o emocional puede causar la caída de la mitad hasta tres cuartos del cabello en el cuero cabelludo. Este tipo de pérdida de cabello se denomina efluvio telógeno. El cabello tiende a salir en manojos mientras se aplica el champú, se peina o se pasan las manos a través del pelo. Es posible que usted no note esto durante semanas a meses después del episodio de estrés. La muda de cabello disminuirá durante 6 a 8 meses. El efluvio telógeno generalmente es temporal, pero puede volverse prolongado (crónico).  Las personas rubias tienen más pelo que las que tienen pelo oscuro. Un pelo humano puede soportar el peso de 3 kg.



  • Nosotros mismos no notamos las cosquillas , porque el cerebelo predice nuestros movimientos y elimina el factor sorpresa, por lo tanto el placer. Para llegar a esta afirmación, hace unos años Sarah-Jayne Blakemore y sus colegas del Instituto de Neurología del University College de Londres, estudiaron con un escáner el cerebro de 16 personas mientras trataban de hacerse cosquillas a sí mismas en las palmas de las manos. Y más tarde repitieron el experimento haciendo que otro sujetos les hiciera cosquillas. Así comprobaron que las áreas que responden al tacto y al placer se activaron mucho menos cuando se las hacía uno mismo, llegando a la conclusión de que la estimulación táctil auto-generada se atenúa porque internamente el sistema sensorial predice las sensaciones que van a producirnos nuestros movimientos en el mismo momento en que el sistema motor da la orden de ejecutarlos. Y si no hay “sorpresa”, tampoco hay cosquillas.


  • Casi la mitad del agua que bebemos la expulsamos a través de la respiración. Nuestro organismo pierde agua diariamente de varias formas, siempre obedeciendo a distintas funciones: Mediante la eliminación de orina (1 400 mililitros), a través de la piel cuando sudamos (400 mililitros), cuando respiramos y hablamos (350 mililitros),... y al expulsar materia fecal (120 mililitros). Estas cifras pueden cambiar de acuerdo con cada individuo, con las actividades que desempeñe y el clima del lugar en que se localice, lo cierto es que requerimos aproximadamente 6 u 8 vasos de agua al día (2 litros) para reemplazar la pérdida del líquido; no es necesario beber una cantidad mayor, pues también se obtiene de los alimentos que ingerimos, como sopa, fruta, leche y carne. Podemos saber si tomamos suficiente agua observando nuestra orina, ya que si se excreta una gran cantidad y es de color claro, entonces podemos decir que se ingiere suficiente agua; en cambio, cuando se expulsa pequeña cantidad, oscura o con olor muy intenso, la cantidad que se bebe del líquido es inadecuada. Una primera señal de falta de agua es carácter irritable o cambios de temperamento; esto debido a que las cerca de 40 mil millones de células cerebrales están formadas por 70 % del vital líquido, y al comenzar a faltar se pierde la capacidad de pensar clara y funcionalmente; en ocasiones, depresión e irritabilidad pueden deberse a tal causa. Además, el consumo de este elemento es importante durante la terapia que sigue una persona enferma, ya que beber agua estimula el adecuado funcionamiento del sistema inmune, facilita la excreción de sustancias tóxicas y permite que las células de defensa y mucosas se encuentren en buenas condiciones. Asimismo, ayuda a combatir fiebre y aceleración del metabolismo que se presentan en la mayoría de los padecimientos. El agua previene posibles alteraciones en nuestro organismo, ya que ayuda a evitar infecciones de vejiga, durante la transpiración conduce al exterior sustancias de desecho que son nocivas para nuestro cuerpo y contribuye a controlar el peso, pues calma la sensación de hambre, ayuda a regular el funcionamiento normal del hígado (órgano involucrado en el procesamiento de grasa), a orinar más y a eliminar el exceso de sal.



  • Cada año, aproximadamente el 98% de los átomos del cuerpo humano son sustituidos. “Efectivamente, el cuerpo humano recambia prácticamente todos los átomos que lo forman en un plazo de unos 5 años. ¡Unos 10^27 átomos! Mírate bien, en unos años no quedará nada de ti.” . La mayoría de las células de los tejidos de nuestros cuerpos son más jóvenes que las persona que las portan, y muy pocas células (neuronas)viven tanto como la propia persona. Estos resultados se obtienen del estudio del Carbono 14, isótopo radioactivo, en el ADN de diferentes células en diferentes tejidos. El nivel del C-14 en nuestros cuerpos es proporcional al que contienen las plantas, que lo fijan de la atmósfera, es decir, al atmosférico. Los niveles atmosféricos de C-14 han decrecido desde que se prohibieron las pruebas de armas nucleares a cielo abierto (en 1963 fueron las últimas conocidas). La vida media del tejido intestinal es de unos 11 años, la de los tejidos musculares de unos 15.1 años, siendo los tejidos del cerebro los que más duran (algunos tanto como la propia persona). La mayoría de nuestras células tienen 10 años o menos. Por supuesto, esto sería un valor medio, ya que depende del tejido considerado. Las moléculas de las que se “fabrican” las nuevas células son obtenidas del exterior (de la atmósfera) y no son recicladas de nuestro propio cuerpo. En promedio, entre 7 y 10 años es la vida media de un átomo en nuestro cuerpo. Incluso las células que más viven, las neuronas en el cortex cerebral, están constantemente fabricando nuevas proteínas y moléculas de ARN, con lo que constantemente consumen carbohidratos y lípidos. Por ello, es bastante plausible que el tiempo medio de renovación de todos los átomos de nuestro cuerpo sea del orden de 7 años.





  • La piel de un humano pesa 2 veces más que su cerebro. La piel tiene el tamaño de una toalla de baño: entre 1,5 y 2 metros cuadrados. Su peso aproximado es de 3 kilogramos. Así pues, la piel es el órgano más grande, más pesado y visible de nuestro organismo. La superficie dérmica del tamaño de una uña contiene 3 millones de células, 90 centímetros de vasos sanguíneos, 100 glándulas sudoríparas y 3,7 metros de nervios. La piel se renueva cada 4 u 8 semanas. El 70 % del polvo que se acumula en una casa es piel humana, que se desprende en forma de escamas. El espesor de la piel no es el mismo en todas las partes del cuerpo. La piel más fina, que tiene un grosor de 0,5 mm., se halla en los testículos. La de los párpados mide 4 mm. y la de la planta de los pies puede alcanzar 1 cm. Hay menos de un gramo de diferencia entre la cantidad de melanina que pigmenta a un blanco y a un negro. Las personas con la piel más oscura son los habitantes del Sudán y golfo de Guinea. Cada centímetro cuadrado de piel está tachonado por 170 puntos sensoriales repartidos así: 3.500.000 corpúsculos para notar el dolor, 500.000 para percibir las sensaciones táctiles, 250.000 para registrar el frío, 30.000 para sentir el calor. Éste es el tiempo que tardan en reaccionar las células sensoriales de la piel según la sensación que las estimule: un pinchazo (0,9 segundos), una caricia (0,12 segundos), una subida de temperatura (0,16 segundos). La piel tiene dos capas: la dermis y la epidermis. La dermis, que forma el grueso de la piel, está compuesta por fibras de colágeno y unas sustancias llamadas glucosaminoglicanos, que tienen la facultad de retener una enorme cantidad de agua. La epidermis está formada por dos capas: la inferior o germinativa, que está formada por células vivas, y la superior o estrato córneo, que se compone de células muertas. En la epidermis abundan los queratinocitos, que nacen en sus estratos más profundos, donde maduran para luego emprender una migración hacia la superficie de la piel. En el camino, que dura entre 1 y 3 meses, los queratinocitos sufren una transformación: pierden el núcleo, parte de la maquinaria interna y, al final de sus días, aparecen aplastados y rellenos de queratina, proteína que impermeabiliza la piel y que forma el pelo y las uñas.



  • Un estornudo puede viajar en tu boca a cientos de kilómetros por hora. Los estornudos son un acto reflejo convulsivo de expulsión de aire desde los pulmones a través de la nariz y la boca; por lo general, son provocados por partículas extrañas que tienden a producir una irritación de la mucosa nasal que las reconoce como cuerpos extraños. De hecho, el estornudo es un mecanismo de defensa del aparato respiratorio, que tiene como objetivo eliminar sustancias nocivas. El estornudo puede diseminar enfermedades mediante el lanzamiento de vectores en el aire. La irritación estimula la sensibilidad de la nariz y ello provoca una fuerte y muy rápida inhalación de aire ―aproximadamente dos litros y medio― que pasa a los pulmones. En ese momento es cuando los músculos abdominales hacen subir repentinamente al diafragma para aumentar la presión en los pulmones. Mientras tanto, los músculos de la faringe se abren y se cierran también. El aire sale entonces disparado por la nariz a muchísima velocidad, por lo que la saliva que acompaña al aire puede cubrir un área de unos 7 m2. Para una persona es muy difícil mantener los ojos abiertos mientras estornuda. El reflejo de cerrar los ojos tiene un objetivo: cuando el aire va desde los pulmones hasta la nariz puede aumentar la presión ocular y desplazar un poco los ojos haciéndoles daño. También es posible que los gérmenes contenidos en la saliva que sale disparada por la boca toquen el globo ocular y produzcan una infección. Es casi imposible estornudar sin mover la cabeza hacia delante (solo sería posible si el estornudo fuera muy suave). Este movimiento ayuda a expulsar las sustancias irritantes del aparato respiratorio.

  • El músculo más fuerte del cuerpo humano es la lengua. Esto es sólo una verdad a medias, ya que si bien la lengua es el órgano más potente en relación a su tamaño, en realidad no es un solo músculo, sino un conjunto de 17. Y por ejemplo, el cuerpo utiliza 300 músculos solo para mantenerse en equilibrio estando de pie. Por tanto para establecer cuál es el músculo "más fuerte" depende del criterio que se utilice. Si medimos la fuerza máxima, el más fuerte es el sóleo, situado en la pierna por debajo de los gemelos y encargado, él solo, de soportar todo el peso del cuerpo. Si medimos la fuerza en relación al tamaño el ganador es el masetero, encargado de cerrar la mandíbula: puede llegar a ejercer una presión en las muelas de hasta 90 kilos. Si medimos la fuerza dinámica (cantidad de veces seguidas que puede hacer un mismo movimiento), los líderes indiscutibles son los músculos externos de los ojos, capaces de hacer hasta 10.000 movimientos por hora. Por último, el músculo que soporta esfuerzos constantes más duros es el corazón, que bombea cada día casi 10.000 litros de sangre y late de media 3.000 millones de veces durante la vida de una persona. 

  • Es imposible suicidarte conteniendo el aliento por ti mismo, ya que una persona normal no soporta más de dos minutos sin respirar. Cuando se acerca a ese límite, la acumulación de CO2 desencadena dolorosos espasmos en el diafragma y los músculos intercostales, lo que le obliga a dar bocanadas. En estado de inmersión, el organismo concentra el oxígeno en el cerebro y el corazón, sustrayéndolo de zonas menos vitales, pero no evita las contracciones. Solo los especialistas en apnea consiguen, gracias al entrenamiento y a la concentración mental, hacer caso omiso de las imperiosas señales de alarma. Si además inhalan antes oxígeno puro –en la disciplina llamada apnea estática–, estos atletas extremos pueden estar ¡más de un cuarto de hora debajo del agua. El récord mundial lo tiene actualmente el suizo Tom Sietas, con un registro de 22 minutos y 22 segundos. Exceder los límites de privación de oxígeno puede llevar a la pérdida de conciencia o incluso la muerte. Técnicas como la hiperventilación puede causar desmayos y hay evidencia que sugiere que el “bombeo bucal” puede causar que los pulmones literalmente se rompan. Por eso los buzos rara vez practican sin supervisión. Estudios predicen que todavía hay metas que alcanzar antes de llegar a los límites fisiológicos. Los propios buzos sugieren que la última frontera a alcanzar sin ayuda de oxígeno extra son los 15 minutos.



  • El corazón de una mujer late más rápido que el de un hombre. El corazón es el músculo que más trabaja en el cuerpo humano. El corazón late unas 115.000 veces al día, con un índice promedio de 80 veces por minuto, es decir, aproximadamente 42 millones de veces al año. Durante un tiempo de vida normal, el corazón humano latirá más de 3.000 millones de veces - bombeando una cantidad de sangre de cerca de un millón de barriles. Incluso cuando estamos descansando, el corazón continúa trabajando duro. No es por mal meter entre el sector femenino, pero las mujeres tienen menos corazón que los hombres, de ahí que su frecuencia cardíaca sea mayor tanto en reposo como en esfuerzo. El menor tamaño del músculo cardíaco en la mujer hace que éste envíe menos sangre por latido y para compensar late más rápido. En esfuerzo las mujeres suelen tener unas 10 pulsaciones más que un hombre, aunque evidentemente depende del nivel de entrenamiento de cada uno. Si eres hombre y algún día comparas pulsaciones con alguna mujer mientras entrenas lo normal es que sus valores sean más elevados. De ahí que también en las fórmulas de cálculo de la frecuencia cardíaca máxima y frecuencias de entrenamiento se distinga entre hombres y mujeres, para compensar esa diferencia.

  • Si te tirases pedos consistentemente durante seis años y nueve meses, producirías suficiente gas como para crear la energía de una bomba atómica. O bien, todos en la tierra debieran tirarse 9 pedos simultáneamente para hacer una bomba de hidrógeno. Que todos nos tiramos pedos es una realidad. El NHS británico dice que nos tiramos pedos un promedio de 15 veces durante un período de 24 horas, algo que equivale a unos 600 ml de valor de gas. Debido a que no todos los pedos tienen la misma composición, no todos ellos van a oler. Y debido a que a menudo tiramos pedos mientras estamos dormidos, podemos incluso no ser conscientes de que lo estamos haciendo. El aire que tragamos cuando comemos, bebemos o incluso sólo al tragar saliva,  tiene que salir de alguna manera. Si no eructas, podrás tirarte un pedo. Fumar, masticar chicle, no masticar bien los alimentos o tener dentaduras mal ajustadas también pueden conducir a una ingesta excesiva de aire. El sistema digestivo es el hogar de más de 700 especies diferentes de bacterias. Estas bacterias son bastante esenciales en el sistema digestivo humano, y que van a procesar los alimentos que no pueden. Al igual que nosotros, que producen subproductos cuando se digieren los alimentos. En su caso, es de gas – que, una vez más, tiene que salir. Los pedos contienen nitrógeno, hidrógeno, dióxido de carbono y oxígeno, en diversos grados. También pueden contener compuestos que causan gas oloroso, especialmente gas de sulfuro de hidrógeno, la misma sustancia que hace que los huevos podridos huelan horribles, un poco de amoníaco y pequeñas partículas de heces. Es algo tan propio, tan íntimo y que poco sabemos sobre ellos. Además, por unas tres horas después de morir y antes de rigor mortis, el cuerpo humano continua tirándose pedos.





  • Las mujeres parpadean dos veces más a menudo que los hombres. Una persona parpadea aproximadamente 25 mil veces por semana. El ser humano de media parpadea, aproximadamente, entre 15 y 20 veces por minuto con una frecuencia irregular. Parpadeamos porque nuestros ojos necesitan estar siempre húmedos y limpios, y los párpados actúan como un limpiaparabrisas extendiendo la lágrima de forma homogénea por todo el ojo. Existen determinados casos en los que el parpadeo no realiza adecuadamente esta función de hidratación, cuando la cantidad de lágrima que se produce no es suficiente o cuando esa lágrima es de mala calidad . También parpadeamos cuando nos exponemos a una luz muy brillante que nos molesta o como respuesta muy rápida a un posible objeto que se acerca a nuestros ojos. La frecuencia del parpadeo tiene que ver con la atención. Cuando algo nos interesa o ha captado nuestra atención, parpadeamos menos que cuando estamos aburridos o muy nerviosos. Además, cuando queremos reflejar sorpresa solemos dejar de parpadear y abrimos mucho los ojos (nos quedamos “ojipláticos”). El parpadeo es un movimiento semivoluntario y la única forma de evitarlo es concentrándonos en hacerlo, aunque aproximadamente al minuto de intentarlo las molestias por la sequedad lo provocan nuevamente.  Una de las muchas diferencias entre hombres y mujeres es el movimiento facial. Las mujeres suelen hacer movimientos, como parpadear, inclinarla y asentir con la cabeza, con más frecuencia que los hombres. Y el parpadeo en particular, puede ser dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres. Las mujeres parpadean con más frecuencia que los hombres, esencialmente debido a los niveles más altos de estrógeno en sus sistemas. El estrógeno como una hormona estimula la producción de lubricantes en todo el cuerpo, incluyendo el ojo. Las mujeres que toman píldoras anticonceptivas que tienen niveles elevados de estrógeno parpadean incluso con más frecuencia, hasta un 32 por ciento más a menudo, que otras mujeres. Del mismo modo, las mujeres post-menopáusicas a menudo sufren de "ojo seco". Tal vez por esto guiñar el ojo se percibe tan universalmente como un coqueteo, el parpadeo y la fertilidad están conectados hormonalmente.

  • Si tu saliva no puede disolver algún alimento, entonces no lo puedes saborear. Se suele pensar que la función de la saliva es principalmente reblandecer los alimentos y ayudar a tragar el alimento sólido, sin embargo la saliva tiene un papel fundamental en la percepción del sabor. Resulta que la saliva no sólo se encarga de ayudar en la digestión y procesamiento de los alimentos, también protege la superficie interna de la boca y los dientes gracias a su PH alcalino que neutraliza los ácidos producidos por la placa bacteriana. Además, resguarda la superficie interna de la boca; sirve para diagnosticar la diabetes, el cáncer oral y en general las enfermedades periodontales; aporta a los dientes el calcio y fosfato necesarios para remineralizarlos; es un poderoso depósito de flúor; y diluye y elimina los azúcares presentes en la boca. Cuando la cantidad de saliva disminuye o su composición se altera, se originan problemas como boca seca, caries y cálculos dentales. Además se produce una enfermedad llamada xerostomía, que trae consigo problemas para hablar, comer e incluso para soportar la estructura de los dientes, por lo que puede desencadenar la pérdida de una o más piezas. También es común que las personas que padecen este trastorno manifiesten dolor e irritación en la mucosa y que sientan que su lengua está continuamente irritada como cuando se quema con un alimento muy caliente. Si por el contrario, la saliva es demasiado abundante, es frecuente que se produzcan lesiones erosivas en los labios o la piel de la cara que los bordea. A esto se suma la desagradable sensación que deben soportar quienes permanentemente sienten su boca llena de ‘agua’ y al hablar, comer o dormir pierden control. La saliva es tan importante en el sentido del gusto, que la falta de la misma provoca una enfermedad llamada disgeusia, en la cual no somos capaces de notar ningún sabor de lo que comemos. La pérdida de saliva puede verse producida como efecto secundario de ciertos medicamentos, falta de zinc en la dieta o simplemente el paso de los años. Los ancianos tienen las glándulas salivares afectadas y producen menos saliva de lo habitual haciendo que los alimentos sepan peor.





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