"Climatoscope" (...la energía más barata a nivel mundial, es la solar)


 ... la energía más barata a nivel mundial

“Según un informe de BNEF, el mundo está experimentando una transformación importante en los mercados de energía que vale la pena tener en cuenta, cuando el 2016 llega a su fin: por primera vez, la energía solar se está convirtiendo en la forma más barata de obtener electricidad.” 22/12/2016, ECONOTICIAS

Climatoscope

El informe de BNEF, llamado Climatescope, clasifica y perfila los mercados emergentes por su capacidad de atraer capital para proyectos de bajo consumo de carbono. Los mayores puntajes fueron para China, Chile, Brasil, Uruguay, Sudáfrica e India.

En cuanto a la inversión en energías renovables, los mercados emergentes han tomado la delantera sobre los países que integran la Org. para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), gastando casi 150.000 millones de euros en 2015, en comparación con los 140.000 millones de los países ricos.

Las tasas de crecimiento de las energías limpias son más altas en estos estados, por lo que es probable que sigan siendo los líderes en la producción de energías verdes quizá indefinidamente, especialmente ahora que se han puesto de acuerdo para establecer objetivos comunes en cuanto a producción no contaminante.



Verde y barata

Si nos remitimos a proyectos aislados donde esto ya ocurría, como sucedió hace unos años en una subasta especialmente competitiva en el Medio Oriente, que tenía costos récord de energía solar barata, la nueva realidad podía intuirse.

Pero ahora la energía solar no subsidiada está comenzando a competir con el carbón y el gas natural en una escala mayor y en particular, los nuevos proyectos solares en los mercados emergentes cuestan menos en promedio, que los proyectos que emplean otro tipo de fuentes.

Por primera vez, los precios de la energía solar han caído por debajo de los de la eólica, dado que los costos de los paneles solares están cayendo más rápido que los de aerogeneradores. Esto era previsible, pero los expertos no imaginaban que sucedería tan pronto.

"La inversión solar ha pasado de la nada , literalmente nada, como sucedía hace muy pocos años, a unas cantidades muy importantes de dinero", dijo Ethan Zindler, jefe de análisis de políticas de BNEF (Bloomberg New Energy Finance).

Y añadió que: "gran parte del mérito de esta nueva etapa se debe a China, que ha estado investigando e invirtiendo en energía solar y lo ha hecho nos solo de fronteras adentro, sino que se ha ocupado de ayudar a otros países a financiar sus propios proyectos.”


La mitad del precio del carbón

La energía solar a nivel mundial ha tenido una suba significativa durante el presente año. Las subastas, en las que las empresas privadas compiten por contratos masivos de suministro de electricidad, establecen récord tras récord de energía solar barata.

El primero fue un contrato que se firmó en enero para producir electricidad a 64 dólares por megavatio hora en la India, luego se llegó a un acuerdo en agosto, que fijó el costo del megavatio hora en Chile en 29.10 dólares, una cifra que es aproximadamente la mitad de lo que le cuesta al país andino producir con carbón.

Esos son contratos nuevos, pero hay un montón de proyectos que ya funcionaban y deben tomarse en cuenta. Cuando todos los proyectos de 2016 se contabilicen en los próximos meses, es probable que la cantidad total de energía solar fotovoltaica añadida a nivel mundial, supere la del viento por primera vez.

Las últimas proyecciones de BNEF estiman que podrían alcanzar los 70 gigavatios la potencia de energía solar recién instalada en 2016, en comparación con los 59 gigavatios que provienen de parques eólicos.

El cambio general a la energía limpia es más caro en las naciones más ricas, donde la demanda de electricidad es plana o está en descenso y la nueva energía solar debe competir con las plantas de carbón y gas existentes.

Pero en los países de economías emergentes, que están agregando nueva capacidad eléctrica lo más rápidamente posible, la energía renovable sin subsidios superará cualquier otra tecnología, en la mayor parte del mundo.







Punto de inflexión


El mundo pasó recientemente por un punto de inflexión y está apostando más por las energías limpias cada año que, por el carbón, el gas natural y el aceite combinados. El máximo consumo de combustibles fósiles para generar electricidad podría alcanzarse dentro de la próxima década.

Sin embargo, un crecimiento real en la producción de energías eólica y solar llevará tiempo y los combustibles fósiles siguen siendo la opción más empleada por las naciones que ya tiene grandes inversiones en infraestructura, aunque la tendencia comienza a revertirse.

En cambio, para las naciones en desarrollo que aún dependen de generadores con altos costes de mantenimiento o que no tienen electricidad en absoluto y para aquellos que viven en ciudades contaminadas por el smog, el cambio a las energías renovables es la opción más limpia y menos costosa.










Energía solar más barata y segura



El precio es el gran obstáculo para la energía solar. Pero para algunos expertos, no tardará en llegar una revolución energética de la mano de la electricidad producida a partir del Sol. «La revolución llegará cuando el precio de la electricidad solar se iguale al de la red en EEUU y eso sucederá en cuatro años», según explicó a este diario en una reciente entrevista Salim Ismail, director de la Universidad de la NASA y Google, la Singularity University, y ex vicepresidente de Yahoo. «El 100% de las necesidades de electricidad estarán cubiertas por el sol en menos de 25 años», vaticinó Ismail.

Los avances científicos en este campo de la energía ocurren a una velocidad asombrosa, pero son escasos los que se pueden traducir en una mejora en la producción industrial casi inmediata. Aunque, de vez en cuando, sí sucede. Una investigación publicada hoy por la revista Nature propone un pequeño cambio en el método de fabricación de las llamadas células solares de segunda generación que podría abaratar en gran medida su fabricación y hacerla a su vez menos tóxica.

Estas células solares son muy diferentes a los paneles que todo el mundo conoce y que vemos en los tejados de casas e instalaciones industriales. Éstas son de silicio y se conocen como de primera generación. Las células de segunda generación están construidas con otro material llamado teluro de cadmio, que consiste en una fina película sensible a la luz solar que puede ser instalada en ventanas - algo que ya se está haciendo hoy en día- e incluso en superficies flexibles.

«Actualmente, la forma más habitual de fabricar células solares de segunda generación es tratándolas con una solución de Cloruro de Cadmio. El proceso se llama activación y hace que pasemos de tener una célula con una eficiencia del 1% o 2% a una por encima del 10% e incluso de cerca del 20%», aseguró Jon Major, investigador del Instituto Stephenson de Energías Renovables de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) y autor del trabajo, el martes durante una teleconferencia con la prensa. «El proceso es realmente esencial para tener células solares de alto rendimiento. El problema es que el cloruro de cadmio es un compuesto altamente tóxico», explicó el investigador. Según el trabajo, este compuesto químico puede causar cáncer de pecho, enfermedades cardiovasculares o alteraciones genéticas y, si alcanza el ciclo del agua puede contaminar la fauna acuática durante generaciones.

Y, además, es un material muy caro. «A escala de laboratorio estamos pagando unos tres dólares por gramo, mientras que para las industrias puede rondar los 0,3 dólares por gramo», dice Major. Pero lo que eleva realmente el precio del proceso es tener que gestionar los residuos y manejar el material adecuadamente.
Un material inocuo

Por ese motivo, el objetivo de los científicos era buscar alternativas para ese compuesto que no mermaran la eficiencia de los paneles solares, pero que no tuviesen los problemas ecológicos y económicos del cloruro de cadmio. «La primera alternativa que cualquiera pensaría para usar un cloruro no tóxico es el cloruro de sodio, la sal de mesa. Pero, cuando lo usamos en el laboratorio, la eficiencia rondaba la mitad de la que se obtiene usando cloruro de cadmio», recordó Major.

Pero todo cambió cuando probaron a rociar las células solares con cloruro de magnesio. La eficiencia se mantenía y era un material completamente inocuo. «No sabíamos casi nada de este compuesto antes del trabajo, pero es una molécula química muy barata increíblemente fácil de conseguir a partir de agua de mar. Y tiene actualmente muchas aplicaciones como sal de baño, suplemento mineral o como coagulante en la producción del tofu, así que no es tóxico», dijo el investigador británico. Además, su precio a escala industrial es de 0,001 euros cada gramo, 300 veces más barato que el compuesto tóxico.

Las células usadas por el equipo de la Universidad de Liverpool están lejos del récord de eficiencia del 44,7% obtenido por el Instituto Fraunhofer de Sistemas de Energía Solar de Alemania. Pero, como recuerda Major a EL MUNDO, las claves de este avance son la disminución del precio de producción industrial y la reducción de los riesgos de toxicidad.

Otros expertos que no han participado en el trabajo valoran el avance, aunque señalan que no se trata de una revolución para el sector. «El coste del cloruro de cadmio es una pequeña parte del de la célula, del orden del 2% (con cloruro de magnesio sería 0.1%). Pero evitar las precauciones de usar cloruro de cadmio pueden ser muy importantes en coste y en peligrosidad y ello puede inclinar a las compañías a adoptar el procedimiento», asegura Antonio Luque, presidente del Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid .
Un material que se obtiene del mar

En la actualidad, el 90% de las placas que ocupan los tejados y los huertos solares están construidas a base de silicio. Pero este material tiene una enorme desventaja con respecto a los utilizados en las llamadas células de segunda generación. Para absorber una determinada cantidad de luz solar con silicio es necesario utilizar una cantidad de materia prima pura de 200 micras. En cambio, es posible captar la misma cantidad de luz con teluro de cadmio -usado en las células de segunda generación- utilizando un 1% de la materia prima utilizada en la primera generación. «Esto significa que esta tecnología permite hacer paneles solares mucho más rentables y ajustados en términos de coste beneficio», según Jon Major, de la Universidad de Liverpool. Además, debido a sus características físicas es posible instalarlas, por ejemplo, en ventanas o en superficies flexibles. En el mercado fotovoltaico actual, este tipo de células suponen entre un 5% y un 7% de los paneles instalados. Pero cuentan con el menor coste por vatio producido del sector. Y eso sin contar con la disminución de precio que puede suponer el uso del cloruro de magnesio que propone el nuevo trabajo dirigido por Major. El profesor y académico de la Real Academia de Ingeniería Antonio Luque también señala la ventaja de que este material se pueda obtener tan fácilmente. «El magnesio es alrededor de un millón de veces más abundante que el cadmio en la corteza terrestre; de ahí su menor coste», explica. «Como los autores señalan, se puede extraer del agua del mar», añade Antonio Luque.



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