... la otra versión sumeria de la Biblia
La lengua sumeria no tuvo parentesco con ninguna otra de su época, no ha habido ningún vocabulario en el mundo que se le pareciera. Era una lengua de tipo aglutinante (como el turco o finlandés), es decir, una palabra consta de una raíz que expresa un concepto y una partícula anexa que le da el significado. También se formaban palabras con dos raíces, por ejemplo: lu=hombre, gal=grande; lugal=hombre grande=rey.
Con los sumerios apareció lo que llamamos Civilización, con ellos aparecieron los rasgos tanto positivos como negativos de nuestra especie en sociedad. Cerca del año 3.000 AEC también aparecieron otras civilizaciones renombradas como la egipcia, la china o la cultura del Indo.
Toda la historia de Sumeria está embebida en el misterio, por lo que trataremos de analizarla haciendo un repaso a sus leyendas y secretos, mostrando coincidencias con las religiones y costumbres actuales, que puede servir como evidencia a hipótesis sobre el verdadero origen de la raza humana.
Nos encontramos unas primeras culturas preurbanas hacia el 7.000 antes de la era común (AEC), que ya tenían artesanía y cerámica. El origen étnico de los sumerios es verdaderamente intrigante pues no corresponde con las tribus semitas que poblaban esas tierras. Las explicaciones más creíbles nos indican que seguramente fueran una evolución de las poblaciones autóctonas, otras teorías hablan que llegaron de la zona del mar Caspio y otros de la India.
Algunos estudios proponen que los sumerios provenían de la cultura que fundo la ciudad de Mohenjo-Daro. Esta antigua ciudad es considerada capital de la civilización del Indo. De acuerdo a la arqueología oficial, Mohenjo-Daro existió al rededor del 2600, sin embargo, nuevas investigaciones han llegado a los sorprendentes resultados de datación de unos 13.000 años AEC de antigüedad. Parte de las evidencias que apoyan esta hipótesis, son los restos de esqueletos encontrados en las excavaciones en 1960 que datan de 8.000 a 12.000 años AEC, pero lo que más impactó a los estudiosos de este hallazgo fue que los esqueletos estaban radiactivos.
Estudios arqueológicos más resientes han demostrado que en toda esta zona de Mesopotamia existieron importantes migraciones, así que no sería ilógico pensar que por diferentes motivos, estos antiguos pueblos fundaron asentamientos en toda la región.
Tenemos la cultura llamada Obeid (hacia el 4.500 AEC), que se desarrolló en lo que se podría llamar el primer asentamiento urbano, Eridu, la cual se sabe por restos arqueológicos que tenía gobernante y templos, así como una gran cerámica, también construyeron canales. Más tarde apareció la cultura de la ciudad de Uruk, auténtico precedente de la civilización sumeria. A Uruk se la puede considerar como la primera ciudad-estado ( 3.500-3.000), además es en donde se han encontrado los restos de escritura más antiguos, sin duda como respuesta a la complejidad de la organización urbana, estos primeros escritos están relacionados con la organización de los almacenes de los templos.
Así pues nos encontramos con el principio de una nueva cultura que sobrepasará a las anteriores y que ante esta nueva organización social pasará a llamarse Civilización.
Hacia el año 3500 AEC, y sobre este vastísimo fondo de cultura antigua, común a todo el Próximo Oriente, en el sur de la Mesopotamia, y en las orillas del golfo Pérsico, surgen, de golpe, según parece, los sumerios.
¿Quiénes eran los sumerios?
¿De dónde venían?
¿Cómo llegaron?
No se ha podido responder todavía a estas preguntas: las «pruebas» arqueológicas e históricas son, a menudo, difíciles de establecer y además muy delicadas. La luz es, de momento, tan endeble sobre estas cuestiones, que ciertos especialistas han juzgado inútil plantear estos problemas y están dispuestos a considerar a los sumerios como los primeros y más antiguos habitantes de la zona. Sin embargo, actualmente parece más probable que los sumerios hayan venido de otra parte, como conquistadores o como masa de emigrantes y es muy posible que hubieran adoptado y asimilado rápidamente la cultura de sus predecesores con los que seguramente se integraron más o menos profundamente hasta transformarla totalmente a la medida de su propio genio, pero su origen concreto, oficialmente es desconocido. Esto es lo que se ha venido denominando desde el siglo XX como el “problema sumerio.” En cualquier caso, es durante el período del Obeid cuando se producen avances que cristalizan en Uruk, y que sirven para considerar este momento como el inicio de la civilización sumeria.
Esta época de la instalación de los sumerios en la Baja Mesopotamia ha sido llamada por los arqueólogos época de Uruk. La cultura de Uruk fue imponiéndose poco a poco, sin embargo no llegó a crearse un gran reino sino que era un país formado por varias ciudades-estado. Toda ciudad tenía un Zigurat (pirámide escalonada para observar los astros y hogar del Dios de la ciudad), un Palacio del rey, un Templo y asentamientos agrícolas en las afueras.
Existen indicios que demuestran que la historia retrocede mucho más en el tiempo de lo que siempre se ha creído, en una época remota en la que todavía no existían ni los seres humanos. Pero sí habitaban y reinaban en la Tierra otros seres. Una época remota enterrada por la arena del paso del tiempo, pero de la que conservamos algunos recuerdos.
Hasta finales del siglo XVIII, las fuentes de la Historia Antigua del Próximo Oriente se limitaban a las noticias transmitidas por el Antiguo Testamento y la tradición clásica antigua. El paso decisivo para acceder a los documentos originales se dio en 1802 al descifrar Grotefend algunas inscripciones cuneiformes persas. Su interpretación no se terminó hasta 1857, pero su conclusión tuvo importantes consecuencias, pues en esas lenguas (llamada hoy acadia) esta redactada la mayor parte de los documentos orientales de la antigüedad. Ya en 1821, Champollion en Egipto había descifrado también la escritura jeroglífica.
Desde mediados del siglo XIX el interés despertado por estas interpretaciones dio lugar a que casi todos los países cultos enviasen “misiones culturales” a Oriente para realizar prospecciones a fondo. En ellas, encontrarían textos escritos y restos de materiales de estas civilizaciones. Por ello, en su estudio, la arqueología ha tenido un papel importante sobre todo en los primeros periodos.
Hacia la segunda mitad del siglo XIX se excava Nínive y Khorsabad y descubren monumentales palacios, templos y sobre todo, la biblioteca de Asurbanipal, el último gran rey asirio, que había coleccionado todas las obras literarias y reliquias de babilonios, asirios y sumerios. Después se trabajar en las ruinas de Babilonia, y las ciudades sumerias de Ur, Uruk, Nippur, etc, así como Egipto. A comienzos del siglo XX son notables las excavaciones de Ur realizadas sacando a la luz la necrópolis real.
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